El ensayo de resiliencia es importante para establecer la propensión de los materiales, metálicos en este caso, a resistir solicitaciones dinámicas como pueden ser las debidas a un choque. Dicha prueba se utiliza también para definir si dichos materiales son adecuados para racores que satisfagan la directiva PED.
Durante el ensayo de resiliencia la ruptura de la probeta tiene lugar por flexión causada por el choque de un martinete que bate a péndulo, llamado péndulo de Charpy. La máquina y la prueba están dimensionadas según la prescripción de la norma UNI EN ISO 148-1.
La energía a disposición al comienzo del ensayo corresponde a 300 Julios y viene calculada como energía potencial del peso levantado a una altura predeterminada. Durante el ensayo de resiliencia el martinete golpea la probeta a una velocidad comprendida entre los 5 y los 5,5 m/s pero sobre todo a una temperatura predeterminada de 23°C, al final se mide la energía residual del péndulo para poder definir cuánta ha sido absorbida por la probeta.
Claramente el
ensayo de resiliencia es de tipo destructivo y se realiza sobre probetas estandarizadas en cuyo centro se ha realizado una incisión de forma apropiada.